Salvo que los persiga la Justicia o los convoque Milei, al gobernador Zdero no le renuncian los ministros: le renuncian los concejales, los servidores públicos que están en la trinchera y compraron el verso del “cambio”.
Confieso que me conmovió la integridad del edil radical que se cansó de buscar soluciones en su propio bloque, de pelear en el Foro de Concejales hasta que lo sacaron del grupo de Whatsapp y finalmente abandonó el cargo porque quería seguir mirando a sus vecinos a los ojos.
Se desintegra la red de mentiras que atrapó a gente decente que ahora no puede pagar la luz ni viajar en colectivo. Zdero inventó su propia pandemia e impuso un nuevo Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Ese costo lo va a pagar el 11 de mayo.
Y no sólo defraudó a sus soldados. También dejó en banda a sus principales aliados. El campo, que viene de al menos tres años de sequía, volvió a salir a las rutas, consciente de que el anuncio con bombos y platillos de la homologación del decreto de emergencia no cambia la situación de los productores que lo perdieron todo. “No somos la oposición, somos el campo”, le recordaron.
Gobernar es administrar tensiones. El último gobierno de Capitanich no estuvo exento de roces con el campo. En julio de 2023, en asamblea, la Federación Agraria se declaró en alerta por la sequía. Unas semanas después el gobierno anunciaba millones de pesos en asistencia para el sector y aportes no reintegrables. Y ya funcionaba la tarjeta Tuya Agro Recargable para monetizar operatorias y transferencias del Ministerio de la Producción.
Además se declaró la emergencia agropecuaria. Hubo diferimiento de vencimientos impositivos, suspensión de anticipo de Ganancias, reducción de obligaciones, promediación de ingresos, suspensión de juicios de ejecución fiscal, refinanciación de pasivos, tasas subsidiadas para nuevos créditos y una batería de medidas necesarias, aunque nunca suficientes.
La sequía continuó durante el gobierno de Zdero. La diferencia es que el Pibe de Oro no hizo absolutamente nada. He aquí una medida sencilla para parar la pelota: asignar un ínfimo porcentaje de la recaudación de impuestos para mitigar la crisis del campo, que terminó el 2024 con pérdidas que superan el 80% del área sembrada y la venta anticipada de hacienda.
Sólo en el primer trimestre de este año el Estado recaudó $709.000 millones en impuestos; las medidas para atemperar el impacto de la sequía requieren el 4% de ese monto: $30.000 millones. ¿Hay una explicación lógica para este ensañamiento con el sector del que se dijo aliado?
El gobierno de Zdero es una máquina de defraudar. Y de mentir. Se pasó un año diciendo que el 9 de diciembre de 2023 había terminado con los piquetes, pero la única “noticia” que tiene para dar catorce meses después es el encarcelamiento de piqueteros.
Para colmo, en los allanamientos queda en evidencia que sigue haciendo negocios con los “gerentes de la pobreza”, que ahora le reparten las cajas Ñachec. Sólo falta que aparezca una transferencia bancaria fechada en 2024 para que se termine de caer la mentira. Y eso la gente lo sabe.
La gente también sabe que Zdero no podrá pagar el medio aguinaldo, y que cerrará el 2025 con aumentos del 820% de luz. Si fuera por él, adelantaría las elecciones para este domingo. Ya no sabe a quién más defraudar.