Detuvieron a cuatro piqueteros por lavado. Las causas de Sabadini que arrancan con sobres marrones, anónimos, entregados por debajo de la puerta de la fiscalía, ya son un clásico.
La operación político-mediático-judicial fue quirúrgica. Desde la aparición del sobre hasta la publicación del operativo pasaron unas pocas horas. Así va a transcurrir la campaña legislativa de cara al 11 de mayo. A falta de gestión para mostrar, Zdero usará la única política en la que sacó réditos en catorce meses.
Pero “el fiscal de los sobres” (perdón por la anfibología) esta vez tiene de dónde prenderse. Si en “Lavado I” la denuncia anónima incluía meticulosos registros de pagos de publicidad oficial sin respaldo, ahora es cuestión de seguir las redes de los detenidos. Pura ostentación.
Me dicen amigos piqueteros que uno de ellos andaba en un Mercedes y se tomaba un avión a Buenos Aires cada vez que el Millo jugaba de local; otro le construyó una casa a la mujer y filmó el evento. Subían todo a las redes. No es muy distinto al caso Barraza, y seguramente van a terminar igual: procesados con preventiva hasta que en un par de años se decida la elevación a juicio.
Quizás todo se reduzca a que durante años no hubo mecanismos eficaces para auditar la entrega de recursos a las organizaciones sociales que brotaban hasta de las piedras, muchas de las cuales -como denunció el propio Capitanich- respondían a la oposición. Pero esas sutilezas están fuera de la consideración de la opinión pública.
Cualquiera que se haya cruzado con un piquete en las inmediaciones de la Plaza 25 de Mayo sabe que en esos tumultos había carreros, indígenas, familias desesperadas, gente sumida en la pobreza más abyecta, pero también dirigentes que aprovechaban la necesidad colectiva para armar sus propios curros. No hay estatutos internos ni tribunales de disciplina en las organizaciones sociales; sólo “mesa chica”.
Capitanich podrá decir que eran punteros radicales, podrá mostrar las fichas de afiliación de algunos de ellos, pero los recursos que recibieron -y presumiblemente malversaron- salieron del Estado provincial cuando le tocó gobernar la provincia. Zdero está poniendo en caja, estratégicamente, a los superdepredadores del ecosistema que Capitanich no pudo, supo o quiso desmontar. Golpea donde más le duele.
Es injusto, es doloroso para esas familias y para todo el pueblo chaqueño; incluso es injusto para la política en serio, pero es lo que es. Y por supuesto estimular el gen derechoso del electorado urbano casi nunca falla. El peso relativo de esta forma de hacer campaña se verá en las urnas.