“La verdad que yo nunca me fui”. Pero sí te fuiste, Cocomarola. Para estudiar y laburar, como Dios manda, pero te fuiste. No arranquemos con el amor al pago y las metáforas. Durante tu ausencia, en el PJ pasó de todo. En el Chaco ni que hablar. Te fuiste por una decisión política, no sólo profesional y académica.
Y ahora volviste, como siempre, para ponerte al hombro una campaña complicada. Y lo celebro. Me causan gracia los compañeros que cuestionan tu liderazgo, pero al pan pan y al vino vino.
También adelantaste que trajiste bajo el brazo una agenda de cincuenta iniciativas legislativas. Siempre es bueno cuantificar, y será interesante leerlas cuando estén disponibles para su análisis en profundidad.
Hubiera sido aún mejor generar una plataforma de discusión de esas iniciativas durante los últimos meses: debates, charlas con los beneficiarios de esos proyectos, encuentros con expertos. Abrir la jugada, activar la militancia y la cercanía con otros sectores. Pero no pasó.
Soy retobado, no me gusta que me impongan las cosas, lo que no significa que vaya a sacar los pies del plato. En este caso voto al hombre más que al proyecto, y hoy por hoy el hombre y el proyecto son una misma idea, una misma creencia poderosa. Lo que pasa es que prefiero no sentirme un convidado de piedra, un espía, un espectador.
Sé que esto es una carrera de largo aliento. Me armaré de paciencia. Como tú dices: estamos mejor preparados para dar la pelea en las legislativas que para asegurar el triunfo en 2027, que es la madre de todas las batallas.
Y sigo: ¿qué fue eso de que si los piqueteros no cortan las calles queda demostrado que eran soldados de Zdero y de otros dirigentes con intereses destituyentes? Como excusa para despegarte, chapó, pero como explicación para el activo político es una mojada de oreja. No me gusta que me impongan las cosas, y menos que me tomen por boludo.
Conozco a muchísimos dirigentes sociales y me consta que aunque la mayoría no fueran peronistas, estaban en las antípodas del proyecto de Zdero. Siempre estuvieron ahí cuando hubo que bancar los trapos. En cuanto a los beneficios que unos pocos obtuvieron durante tu gestión -personales, laborales, pecuniarios-, ¿a quién le vamos a echar la culpa? En todo caso, la dinámica del apriete venía desde el 2007 pero nunca supiste, quisiste o pudiste cambiarla. Recibirlos en el despacho de la Plaza 25 de Mayo fue una maña que se terminó pagando en las urnas.
Decir que los piqueteros ya no cortan calles porque eran gente de Zdero importa incluso una negación de tu propia concepción de las inequidades sociales que sufre nuestro pueblo, que más de una vez, como cristiano devoto, expresaste. Y repito: a los “gerentes de la pobreza” no los empoderó Zdero.
Volver a enamorar implica invitar a soñar, presentar un programa superador tanto en las formas de entender las nuevas reglas de juego de la economía como de superar los vicios de la vieja política. Pero mientras hablamos acá entre nos, hay operadores sentados en un café o en un departamentito con potenciales aliados negociando potenciales beneficios. Si eso no es la vieja política, entonces no entendí nada.
Creo que sos el puente hacia un nuevo Chaco. No hay un solo dirigente en el PJ, con todo respeto a los compañeros, que te haga sombra. De hecho no tuvieron el coraje o la audacia para proponer alternativas cuando era el momento. Ahora se tendrían que alinear en vez de hacerle el juego a Zdero. O por ahí sacan 300, 500 mil votos y me tapan la boca, no lo sé. Lo que es seguro es que el Pueblo espera algo mejor. No más de lo mismo. Levantemos la puntería, que el amor del Pueblo no es un cheque en blanco.