En la crónica del cierre de listas del PJ de hace unos días observé, sobre el final del posteo: “Las versiones aquí narradas indudablemente tienen su sesgo y podría haber otras que las contradigan”. Presento ahora la otra campana, no confirmada oficialmente. Si el lector prefiere puede usar el potencial o simplemente no dar crédito a lo que lee.
Magda Ayala nunca habló con Jorge Capitanich. Sólo hubo conversaciones entre operadores, segundas líneas: la propuesta era aceptar la unidad sin beneficio de inventario. Pero la cosa no pasó del run-run.
Con quien sí había hablado Ayala es con Sergio Massa, y lo venía haciendo desde hacía un año. Desde los primeros contactos el dirigente nacional le había asegurado que el Frente Renovador apoyaría su proyecto solista.
Ayala estaba conforme: tenía una buena relación con el presidente de ese partido a nivel provincial, José Sánchez, pero la respuesta de Massa fue intrigante: “Sí, bueno, en cuanto a eso... estoy solucionando unos temitas, Malena me hincha con una chica; pero quedate tranquila, vamos a estar ahí”.
El misterio se develó cuando se formalizó el apoyo y en lugar de Sánchez apareció Katia Blanc, flamante interventora del partido. Las cosas avanzaron igual, nadie hizo preguntas incómodas, hubo fotos juntas y muchas risas.
Ahora bien: si en algún momento Ayala contempló la posibilidad de juntarse con el Frente Chaco Merece Más, la decisión de Capitanich de encabezar la lista y de sumar a Eli Cuesta y Ricardo Sánchez la convenció de seguir de largo.
Para Ayala, Capitanich está lejos de haberse reciclado tras la derrota de 2023, y Gustavo representa lo peor de la vieja política. La casta. La sociedad no quiere saber nada con ellos. Para colmo -sospecha- ambos van a encabezar las listas nacionales de senadores y diputados.
¿Y qué pasó con Katia Blanc? De un día para el otro desapareció, y cuando volvió a aparecer era candidata en la lista de Capitanich. Si bien Ayala nunca le prometió un lugar en su propia lista (su delfín siempre fue la escribana Laura Fogar) no se había llegado a hablar de lugares. Ni del cuarto ni de ninguno, porque era una conversación pendiente.
Ya ubicada en la papeleta del FCHMM, Blanc la llamó varias veces para invitarla a sumarse, hasta que un día cortó toda comunicación. Ayala intentó contactarse pero Blanc no le volvió a atender el teléfono.
///
Hasta aquí la versión alternativa del acuerdo que no prosperó. Pero a partir de ese momento se empezó a gestar otro frente de conflicto, esta vez en el Frente Renovador: varios medios se hicieron eco del descontento de la militancia por la intervención del partido. Los grupos de Whatsapp explotaban. El rechazo a Blanc no tenía fisuras.
Si hubo un acuerdo rubricado entre Capitanich y Massa con vistas a un nuevo pacto para las legislativas nacionales, Katia Blanc es la cara de ese entente, pero sólo la cara, no los votos.
La posible fuga de votos del Frente Chaco Merece Más sería entonces triplemente causada por el descontento del electorado con la inclusión de dirigentes resistidos (que vienen de perder las últimas elecciones), por no haber logrado la unidad del peronismo, y por haber incorporado a una aliada que en lugar de sumar votos de otro partido, los pianta.
Durante semanas se discutió si el peronismo tenía que ir unido o si era momento para romper con el lastre de los traidores. La respuesta está en el cierre de listas: no fue ni lo uno ni lo otro. El peronismo termina yendo dividido y Capitanich no se despegó de “los traidores”.
Pero la política es como el fútbol, y los cracks siempre sacan un conejo de la galera. No hay que sacarlos, porque no hacen nada en todo el partido y en el minuto 90 la clavan en el ángulo. Veremos.