Si Milei hiciera una gran elección en las legislativas de octubre podría tener casi 90 diputados nacionales (hoy son 39) y, aunque lejos de los 129 que le garantizaran el quórum propio, tendría menos billeteras que llenar ante cada acuerdo parlamentario con los bloques “dialoguistas” y despejaría, al menos en parte, cualquier conato de asamblea legislativa. La sangría de dirigentes del Pro hacia las fuerzas del cielo más la intención de voto cercana al 50% que ostenta según las encuestas, lo acercarían a ese objetivo.
Adicionalmente, sólo pone en juego 8 bancas. Unión por la Patria renueva 46 sobre 98; el Pro, 23 sobre 37; la UCR, 14 sobre 20 (el radicalismo díscolo de “Democracia Para Siempre”, 9 sobre 12); Encuentro Federal 8 sobre 16, etcétera. Muchos de los monobloques probablemente desaparezcan.
El politólogo Andrés Malamud afirma que a Milei le importan menos “las dos Buenos Aires” (Provincia y CABA) que los otros 22 distritos del país. Kicillof y Jorge Macri ya tienen bastantes problemas así como están (en algunas encuestas de CABA, el Pro sale segundo). El trabajo de Karina (nacionalizar el partido) tiene como horizonte el 2027, pero podría darle muchas satisfacciones en octubre aún perdiendo en PBA y en la casa matriz del Pro.
De los 127 diputados y diputadas que dejan su banca este año, cuatro son chaqueños: Juan Carlos Polini, Marilú Quiroz, Juan Manuel Pedrini y María Luisa Chomiak. Cualquier predicción es un ejercicio fútil. En las legislativas de 2023 Unión por la Patria ganó por el 43,4%, Milei quedó segundo con 28% y Patricia Bullrich terminó con 24,1%, de lo que resultó que cada una de esas fuerzas obtuvo una banca en Diputados: Aldo Leiva (UP), Gerardo Cipolini (JxC) y Carlos Daniel García (LLA). El peronismo perdió una.
Como el Plan A de Karina es hacer valer el sello nacional de LLA en todas las provincias, Zdero tendrá que decidir si convencerla de armar un frente que amontone a radicales, macristas y libertarios resignando los primeros lugares; si ir por fuera para que el radicalismo conserve al menos una banca a riesgo de atomizar el voto de la derecha; o si no mover un solo dedo y que salga pato o gallareta. El adelantamiento de las elecciones provinciales podría ser un indicio.
En el mapa mental de Malamud, los gobernadores son un rejunte de saltadores de garrocha que esperan el llamado mágico para pasarse abiertamente a las fuerzas del cielo. Por otra parte, Milei siente predilección por las provincias cordilleranas y patagónicas cuyo subsuelo está repleto de recursos naturales, incluso más que las de la zona núcleo agropecuaria. El resto es relleno, por lo que de poco vale “la mirada especial” que, según Zdero, el gobierno nacional tiene hacia el Chaco.
La improbable unidad del radicalismo, el Pro y LLA (un engendro a contrapelo de las disputas de estas fuerzas a nivel nacional) sería, si bien una victoria pírrica para el Pibe de Oro, el segundo mejor escenario posible el próximo 26 de octubre. El primero: ganarle sin ayuda al peronismo y a las boletas violetas con un leoncito en el encabezado.
Una genuina unidad del peronismo podría despejar el panorama.