El Chaco se prepara para arrancar el 57º período de sesiones ordinarias de la Legislatura provincial. En su discurso inaugural Zdero dirá que en un año no se pueden revertir dieciséis de abandono, pero que ya no hay piquetes. Tal vez se acuerde del Clan Sena.
Ni culpará a Milei ni se hará cargo de que conduce un gobierno abandónico. No hablará del récord de casos de corrupción en un primer año de gestión; no nombrará a Halavacs, al Señor Verga ni a Zimmermann.
Si cierra un acuerdo histórico con los docentes, le hará chistes a Sofia Naidenoff y le abrirá el micrófono a su maestra de quinto grado. Si no hay acuerdo, culpará a la mafia sindical y dirá que la educación de nuestros pibes está primero.
En un año pasamos de comer a no comer, de comprar un aire a no prenderlo para que no se queme, de ser una provincia que construía escuelas y hospitales a borrar del diccionario la frase “obra pública”. Los gobiernos peronistas fueron mejores. Es así.
El campo (abandonado, cajoneado, sin Ministerio, reducido a área de una Secretaría) siempre preferirá a un gorila antes que a un peroncho, aunque esté peor. La media docena de industriales que queda en pie seguirá sin contratar operarios, sin prender una máquina ni pedir un repuesto.
Los docentes pararán cada tanto, harán cursos de criptomoneda y participarán de tediosas jornadas institucionales mientras googlean cómo viajar a España para empezar de cero en un país en serio.
Nada de eso le importará a Zdero durante el lanzamiento oficial de su campaña legislativa. Frente a un pueblo desmoralizado, anestesiado, crocante de seco, apostará una vez más a hacerse el boludo. Hasta ahora le funcionó.