Ir al contenido principal

Hay que darles tiempo

En la década de 1960 Arturo Jauretche creó una categoría social argenta basada en los rasgos psicológicos de sus exponentes: el “medio pelo” (en adelante, “mediopelo”). Más que un abordaje sociológico o de antropología lingüística, el suyo está atravesado por una filosofía política novedosa que se encuadra en otra categoría de su cosecha: la “colonización pedagógica”.


Lo que estoy buscando -tendría que haberlo dicho desde el principio- es una categoría jauretcheana que le acomode al votante de Milei y de Zdero. 

En su libro “El medio pelo en la sociedad argentina”, el autor, que reniega de la división marxista de clases, dice que el mediopelo “intenta fugar de su situación real en el remedo de un sector que no es el suyo y que considera superior”. El mediopelo se solapa entre la burguesía en ascenso y los desclasados de rancia alcurnia. Según esta visión -recordemos, de la década del ‘60, cuando la desocupación probablemente oscilaba entre 2,7 y 4 por ciento-, no hay mediopelos de la clase obrera.

En otro lado define al “tilingo”, el tipo que muy suelto de cuerpo, mientras quema las horas en un café de mala muerte contribuyendo a la grandeza de la patria con sus pensamientos, dispara: “Lo que pasa es que los obreros no producen”. De allí a hablar de “este país de mierda” hay un solo paso. “Y la verdad -medita Jauretche- es que el país lo único que tiene de eso [de mierda] son ellos: los tilingos”. 

Al tilingo modelo 2025, como al de 1960, le gustan las cosas simples, ordenadas, limpitas, y para toda complicación quiere un ‘chan-chan’. ¿Guerrilleros comunistas? Chan-chan. ¿Casta política y gerentes de la pobreza? Chan-chan. Veamos esta orillera analogía musical.

Dice Diego Fischerman: “El clásico ‘chan-chan’ del tango condensa el sistema en el que se basó la música de aproximadamente cinco siglos. Los sonidos, según como estén combinados, generan en el oyente sensaciones de mayor tensión o distensión. El primer ‘chan’ del tango corresponde a un acorde de tensión que, en ese contexto, obliga inexorablemente a un segundo ‘chan’: el acorde de reposo. Pero como en las novelas policiales, si la conclusión llega muy rápido nada tiene demasiada gracia. Se sabe que ese ‘chan’ llegará, pero de lo que se trata es de hacer todas las dilaciones posibles. Habrá falsos culpables, pistas que no llevan a ningún lugar y hasta, como haría Beethoven precisamente para poner en evidencia esa tensión de manera casi teatral, innumerables repeticiones del acorde ‘de tensión’ antes de llegar al reposo anhelado”.

El tilingo modelo 2025 está en ese limbo entre los dos chanes. Hace poco descubrió que los subsidios que hacían las delicias de la casta también lo alcanzaban, y ahora que no los tiene es un poquito más pobre. Está contrariado. Se le está cayendo el pelo por el estrés. En las redes vomita su frustración trasvestida -“Hay que darles tiempo”- y en la intimidad se retuerce entre cólicos y cálculos biliares. 

Claro, se pasó tanto de rosca que ahora no puede decir: “La cagué”. Dice: “Voté bien porque voté honestamente para ponerle fin al curro de la casta, y en todo caso no fui completamente engañado porque los piqueteros ya no cortan calles y la inflación está contenida; Milei cumplió dos de sus promesas”. Y repite, intranquilo pero seguro de que el rebote está al caer: “Hay que darles tiempo”.

Por eso no debato con mediopelos ni tilingos. Han sido colonizados. No creo que se los pueda convencer de nada. Soy de la idea de que la política tiene que perfeccionar sus métodos para ganar aunque sea por un voto y no volver a meter la pata. Basta de shorar. Y basta de buscas, porque el peronismo también está lleno de tilingos.


Entradas populares de este blog

Caídos del mapa

El 27 de enero se llevará a cabo la audiencia pública para tratar la actualización de la tarifa de energía eléctrica y el Cargo Tarifario Específico de Secheep. El Valor Agregado de Distribución (VAD) se actualizará cada tres meses, y se creará una “tarifa para medianos usuarios en baja tensión” (los que consumen entre 30 y 50 kW). A lo largo del año, de acuerdo a datos de Secheep, el gobierno nacional aumentó la energía mayorista 420% (según el Foro Multisectorial Contra los Tarifazos, fue en promedio del 433,6%, pero con un impacto en los usuarios de ingresos medios del 555%). En contraste, la última actualización de las jubilaciones alcanza el 2,43%. En enero un jubilado de la mínima cobrará $ 265.907,01 más un bono de $70.000. Las facturas de luz promedian los $150.000. Una familia tipo puede superar holgadamente los $ 300.000 mensuales. Según Germán Perelli, vocal oficial de la empresa, el peso de los cargos provinciales en la factura es de sólo 27,3%, y en todo el 2024 no se t...

El cierre de los medios públicos y el nuevo sentido común

Dice Borges en “La muralla y los libros”: “Leí, días pasados, que el hombre que ordenó la edificación de la casi infinita muralla china fue aquel primer emperador, Shih Huang Ti, que asimismo dispuso que se quemaran todos los libros anteriores a él”. Zeitgeist Más intuitiva que científicamente, la política comunicacional de cualquier gobierno, también del de Leandro Zdero, consiste en abolir el pasado y construir una nueva realidad en base a lenguajes simbólicos que legitimen su programa. El mayor logro de un plan de esta magnitud es que la gente piense que los nuevos postulados son verdaderos porque para el resto de la sociedad lo son. Como dice Mario Riorda: “El universo simbólico ofrece el más alto nivel de integración a los significados dentro de la vida en la sociedad”. Cuando este viernes el gobierno de Leandro Zdero cerró Somos Uno (el sistema de medios públicos provincial) hizo honor al relato instalado en la campaña: el de la austeridad. Como Shih Huang Ti, Zdero ordenó que ...

Intemperie

Durante 28 años la democracia chaqueña fue gobernada por dos fuerzas políticas: doce años por los radicales, dieciséis por los peronistas, pero sin alternancia. Fueron dos ciclos completos que se agotaron solos.  Ángel Rozas y Jorge Capitanich fueron dos dirigentes excepcionales. Tuvieron la vaca atada hasta cuando gobernaban sus delfines y querían cortarse solos. Construyeron liderazgos indiscutibles con las herramientas de la política: el territorio, la doctrina, la gestión.  A Rozas incluso le tocó ser oposición durante más de una década y sólo en los últimos años, cansado, enfermo y consciente de que su tiempo había pasado, dejó la centralidad y abrió la jugada, aunque de mala gana.   Leandro Zdero aprovechó esa grieta tanto como el agotamiento del ciclo peronista, pero sería prematuro decir que su triunfo fue el comienzo de un nuevo ciclo largo. Hasta el momento sólo ha mostrado audacia. A un año de haber ganado ni siquiera hay un “zderismo” embriona...