“La lucha de clases es cada vez más una lucha dentro de los partidos políticos que una lucha entre partidos políticos”. Slavoj Zizek.
Un coquista me planteó un “marco alternativo” a mi posteo sobre la situación del peronismo a un año del triunfo de Leandro Zdero. La comparto a grandes rasgos.
Pero antes quiero apuntar también lo que me dijo un intelectual de centrozquierda obsesionado con la interna Cristina-Kicillof: “El año que viene Rodrigo Ocampo va a ser senador. Acordate de esto”. “¿No será mucho?”, le pregunté. “Una síntesis, so to speak”.
Según él, la ruptura entre Cristina y Axel no tiene retorno y es una pelea de colosos. Cristina va a encabezar la lista de diputados nacionales por Provincia de Buenos Aires para polarizar con Milei como Dios manda dejando al resto al margen. Milei y Cristina se complementan como el yin y el yan: él quiere terminar de sepultar al macrismo; ella, arrinconar a Axel. Milei prefiere un electorado dividido por la grieta y que gane el mejor. Cristina gana hasta cuando pierde.
¿Y Coqui?
Después de su aval a Quintela, Capitanich tuvo que hacer malabares para aclarar la confusión. El flyer del lanzamiento de la campaña “Cristina Presidenta del PJ” con la foto suya y de CFK sonrientes parecía un intento desesperado de reparar lo que ya no tenía arreglo. Hasta tuvo que redactar un tuit aclaratorio. El gobernador de La Rioja, que unas semanas antes había sido recibido con banderas y pendones por el PJ provincial y por la CGT y hasta encabezó una caravana en Barranqueras, de pronto era más tóxico que el Paciente Cero de Wuhan.
De nuevo: ¿y Coqui? Magda Ayala, que organizó aquella caravana de apoyo a Quintela y fue su candidata a Vice, recibió hace un par de días a Victoria Tolosa Paz con la cara pintada de kicillofismo. Además, referentes sociales que suscriben al proyecto ‘Axel 2027’ recorren nuestra provincia con campañas contra el dengue. Coqui está con Axel; luego, no está con Cristina, me dice este amigo. Y Cristina le va a devolver el golpe. Por eso, insiste, Rodrigo Ocampo senador. O Marín.
II
La mirada del coquista sobre la situación del peronismo a un año de la derrota es diametralmente opuesta. Dice que Coqui está más fuerte que nunca y lo circunscribe a la realidad política provincial: cuando Zdero quiso aprobar el crédito de US$ 150 millones para la emergencia energética, el proyecto naufragó por querer puentear a Capitanich; ahora que negoció con Coqui (y Gustavo quedó afuera) el crédito de US$ 145 millones salió como piña. Encima consiguió fondos para los intendentes y hasta un par de cargos.
“Se juntaron el que gobierna con 46% y el que no gobierna con 42%”, ilustró. Su hipótesis es que sin Coqui no hay peronismo ni oposición ni nada. Sólo operadores sueltos y dirigentes enojados que se quedaron afuera de todo, a los que no llaman ni para el cumpleaños. Cree también que Capitanich está pasando la escoba. “El que se oponga que junte los votos”.
Ya no estamos en 2017, es verdad, cuando Cristina bajó a Peppo de un plumazo de la lista nacional haciendo quedar a Capitanich como un peón de ajedrez. Pero ella se reinventó sin cambiar una coma de su pensamiento; Coqui avaló a Quintela y se fue a vivir con Axel, aunque después haya querido matizar. Cuando la sangre llegue al río, si es que llega, y Axel sea candidato, Coqui tendrá que tomar una decisión. Y, en todo caso, el frente interno sigue en veremos.