Este domingo, en el prime time y por cadena nacional, el presidente Javier Milei presentó el Presupuesto 2025 en el Congreso y les exigió a los gobernadores, como parte de su mantra para garantizar el equilibrio fiscal, un ajuste de US$ 60 mil millones.
Como si no fuera suficiente con la inflación en los productos de primera necesidad, la quita de subsidios al transporte y la energía, la confiscación del Incentivo Docente y de los miles de millones de pesos para sostener el sistema previsional, el fin de la obra pública y muchos otros recortes y castigos, ahora los gobernadores tienen que empezar a ajustar “en serio”.
Pero Zdero no dijo una sola palabra sobre el pedido del presidente. Lo que en verdad no lo deja dormir es la “pesada herencia”, reconvertida en una suerte de oposición con conatos desestabilizadores. Por eso esta mañana usó sus redes sociales y el Sistema de Propaganda Oficial para acusar al exgobernador Capitanich de “operar desde los medios con falsas noticias y rumores a mansalva”.
El mandatario habló de “una sistemática y cruel campaña de desprestigio al gobierno” con el objetivo de “distraer nuestra misión de mejorar las condiciones del Chaco”. La “maniobra evidente y de manual”, sin embargo, no aclara quién financia esa campaña en su contra, dado que los $ 5000 millones asignados a la Secretaría de Asuntos Estratégicos, un área que le responde directamente y que no le tiene que dar explicaciones a nadie, es la que reparte fondos para que los medios aplaudan su gestión y no se hagan eco de las críticas.
El problema de utilizar la pauta publicitaria para comprar voluntades es que se habilita el clientelismo a cara descubierta. Cuando habla de los medios que lo atacan se refiere a los medios nacionales, que también picotean pautas provinciales y saben leer estos códigos torpemente cifrados. Quieren parte de la torta. Y como no hay pauta para contentar a todos -y en Buenos Aires se manejan cifras prohibitivas- es cada vez más común que lo que se oculta en el Chaco termine viralizándose por cadena nacional. Es el caso de las filtraciones de gastos y manejos turbios de fondos difundidos por Telenueve Denuncia.
Ahora bien, las planillas por pago de publicidad oficial a través del fideicomiso de pautas (FAPPO), los gastos de la Cabalgata de la Fe y más tarde el faltante de $109 millones del Instituto del Deporte se filtraron mucho antes de que Telenueve los diera a conocer. Que Julio Wajcman y Rubiolo desde el canal público no lo mencionaran no significa que no hayan existido.
En la provincia fuimos varios los que exhibimos esa información y Zdero tuvo tiempo de sobra para aclarar cualquier sospecha de corrupción y poner en valor dos de los pilares de su discurso de campaña: la transparencia y la austeridad. En lugar de eso eligió la confrontación, el discurso de barricada, la chicana a la que se acostumbró después de años de calentar bancas y de vivir del Estado.
Pero como sabe que su fiesta pautera es una bomba de mecha corta, el viernes pasado mandó a la Legislatura un proyecto para modificar la Ley de Administración Financiera, en el que plantea “excepciones” a las modalidades de contratación directa. Entre ellas, “la publicidad de actos de gobierno por cualquier medio de difusión”, eufemismo con el que se legitima el reparto discrecional de pauta -habida cuenta de que no hay ley de ídem-. Queda claro que más temprano que tarde la acumulación de denuncias sobre gastos de propaganda política en plena crisis, y sobre todo después de que Milei pidió un ajuste feroz, necesitará una ley que los cubra.
Lo más llamativo, sin embargo, es que haya tenido que salir el propio Zdero a enfrentarse a la oposición. ¿Para qué repartió toda esa plata? ¿Qué beneficios le dio a su gestión crear un engendro público-privado (“Somos Uno”) en el que los altoparlantes Wajcman y Rubiolo, entre otros, ganan fortunas pero el dinero lo pone el Estado? No nos extrañe que en cualquier momento Zdero cree su propio canal de streaming. Ojalá que si lo hace se acuerde de usar los fondos discrecionales para mejorar la educación, la salud y la seguridad.