Nota del compilador. Después de la crisis energética de 2024, y de las guerras tribales que se desataron mientras el ‘virus zombie’ se empezaba a cobrar más y más víctimas, los antiguos ciudadanos de la ahora devastada capital chaqueña nos organizamos en grupos de entre cincuenta y cien familias y nos fuimos a vivir al campo.
Como ya no había leyes nadie podía acusarnos de usurpadores. Había caído el gobierno y del sistema republicano sólo quedaban los cuentos que los viejos les contaban a los chicos alrededor del fuego. Los principales conflictos se producían en las zonas fronterizas entre los nuevos territorios ocupados por diferentes familias.
La mayoría de las colonias se levantaron alrededor de la Laguna Resistencia, un espejo de agua que nos proveía de alimento y se formó después del colapso de la represa Yacyretá. Era hermoso ver el sol proyectando sobre el agua quieta la sombra de los edificios más altos, que asomaban como restos de un naufragio.
En nuestra colonia cada uno cumplía una función. En mi caso, formaba parte de un equipo que exploraba las ruinas de la ciudad buscando vestigios de la civilización que habíamos visto desaparecer ante nuestros ojos. Recogíamos lo que encontrábamos: herramientas, utensilios, latas de conserva, pero de vez en cuando nos topábamos con un viejo teléfono celular o un libro arrumbado en un armario.
En uno de esos viajes de exploración hallamos, cuidadosamente embalado, el diario personal del último jefe de Estado que gobernó las tierras bajas. Aquí transcribo la crónica de las primeras dos semanas consignadas en ese incunable. Pido disculpas por la caligrafía y por los bruscos cambios de color de los pigmentos: son los últimos crayones que pudimos rescatar.
LUNES 9 DE DICIEMBRE DE 2024. Hace un año exactamente asumí como gobernador del Chaco. Parece que hubieran pasado décadas. Los primeros meses fueron difíciles pero descubrí que no tenía que sacrificar los fines de semana y las siestas para ser gobernador. Realmente no entiendo por qué Capitanich laburaba todo el día si las cosas marchan en piloto automático.
Al principio tuve que firmar cientos de decretos. Entre las designaciones de funcionarios y los militantes que echamos apenas tenía tiempo para descansar. Después las cosas se calmaron, sacamos un par de leyes importantes, modificamos el presupuesto y logramos poner a toda la prensa de nuestro lado. Evidentemente entendieron que no éramos lo mismo.
A principios de septiembre los peronchos nos rechazaron un crédito de ciento cincuenta palos verdes pero al final recapacitaron. Me queda un sabor agridulce, porque si bien los pusimos a sacarse las tripas entre ellos, el dinero que fuimos recibiendo lo tuvimos que repartir. Obviamente el saldo es positivo. Si pensaban que íbamos a darles lo que les prometimos estaban muy equivocados.
MARTES 10 DE DICIEMBRE. Ayer hubo otro apagón energético. Tuvimos que hacer la reunión de gabinete en la residencia oficial. Para que los muchachos estuvieran cómodos prendimos el generador y pusimos el aire a full. No se querían ir.
La reunión de gabinete anterior nos agarró a la noche en el entrepiso de Casa de Gobierno, sin luz y con lámparas de kerosene por todas partes. Parecía una sesión de espiritismo. No se podía respirar. Livio empezó a toser y Hugo Domínguez se retiró porque quería aprovechar los vales de combustible para cargar antes del aumento decretado por Milei. Este Javo es terrible.
Tocamos temas importantes pero había que anotar todo en una libretita, así que la tormenta de ideas fue un desastre. Halavacs, por ejemplo, sugirió hacer grandes hogueras con madera de El Impenetrable, pero el ministro de Salud le recordó que el fuego generaba calor y estaba haciendo mucho calor. “Calor con calor comida de zonzo”, bromeó. Resico sugirió que quemáramos libros y Matkovich lo festejó.
Fue una jornada extenuante. Quisimos pedir empanadas pero la ciudad se había quedado sin señal. Tuvimos que entrarle a los chipás de la mañana.
MIÉRCOLES 11 DE DICIEMBRE. Amanecimos con 45ºC. La señora que me apantallaba se quedó dormida en algún momento de la noche. Estoy todo picado por los mosquitos. Por suerte según el gobierno nacional el dengue ya no es una amenaza para los seres humanos. Nota: creo que tengo dengue.
JUEVES 12 DE DICIEMBRE. Reunión de gabinete ampliada. Invitamos a los intendentes. Me cuentan que en Tartagal las yengas sufrieron una rara mutación, empezaron a regular el clima por su cuenta y ahora está nevando. Les pregunto en qué Departamento queda Tartagal. Me confirman que es en General José de San Martín. Le pregunto a Leiva si podemos ir con los muchachos. Me aclara que es en San Martín, Provincia de Salta. Siempre poniendo palos en la rueda.
VIERNES 13 DE DICIEMBRE. Hoy es día de mala suerte. No hay que laburar. Amanecimos sin luz en toda la región. A ver si las yengas de Tartagal logran hacer nevar, ja ja ja. La buena noticia es que el test de dengue me dio negativo. Lo que tengo es diarrea. Estamos comiendo la carne del freezer a medida que se va descongelando, pero parece que las bacterias se reproducen a mayor velocidad con las altas temperaturas.
SÁBADO 14 DE DICIEMBRE. El calor es agobiante y nuevamente estamos sin luz. Por suerte hoy es sabbat, no se labura. Llamé por teléfono a la vicegobernadora -ahora se me fue el nombre de la cabeza- para que me reemplace en la reunión de gabinete de esta tarde. Me dijo “¿quién habla?”. “Leandro”, le respondí. “¿Qué Leandro?”. No la echo porque no puedo. Estoy evaluando una reforma constitucional.
DOMINGO 15 DE DICIEMBRE. Los piqueteros hicieron una marcha a las playas paradisíacas de Antequera. Tuvieron un encuentro desafortunado con un cardumen de palometas. Ahora levantaron el corte: están comiendo palometa a la estaca. Depredadores. Después no acusan de deforestar el monte chaqueño.
LUNES 16 DE DICIEMBRE. Hoy declaré asueto para toda la administración pública. No sabía que tenía ese privilegio pero Livio me confirmó que el gobernador puede hacer lo que se le dé la gana. Le pregunté si podía hacer que volviera la luz. Cerró la puerta a las carcajadas.
A la tarde tuvimos la temperatura más alta del país: 52ºC. Resico me recomendó hacer una conferencia de prensa para contarles a los chaqueños que seguimos batiendo récords. “Capitanich sólo llegó a cincuenta grados” era el título. Como no había luz en todo el NEA no pudimos mandar la gacetilla. Dado que soy un estadista, decidí crear un Ministerio de Juglares para salir a dar la buena nueva por los barrios, casa por casa o en su defecto en las plazas. “Para eso se necesita una ley, mi rey”, me respondió haciéndose el gracioso. Lo eché. Cerró la puerta a las carcajadas.
MARTES 17 DE DICIEMBRE. Seguimos sin luz pero por suerte volvió la señal. Lo llamé a Capitanich, que cambió su imagen de Whatsapp por un meme que dice “Pesada herencia”. Me clavó el visto. Sigo esperando su respuesta.
Por la ventana de mi despacho se asomó un piquetero: “Cómo le va gobernador. Estoy cazando palomas para el parripollo”, me saludó desde la balaustrada. Le dije que si no se bajaba inmediatamente le ordenaba a Matkovich que lo gaseara. “Matkovich está prendiendo el fuego y desplumando las palomas”, contestó. Se impone una renovación del gabinete.
MIÉRCOLES 18 DE DICIEMBRE. Nuevo récord de temperatura. Parece que va a llover, según Wheather Channel. Ah, no, es en Arkansas. En fin, llevamos varios días sin luz. Resico me avisa que la Policía encabezó una marcha contra los piqueteros para reclamarles alimentos. Los piqueteros no los quisieron recibir y ahora nuestros héroes están marchando hacia la Plaza 25 de Mayo. Planean saquear un mini-super del centro. Ojalá sea el chino que no me quiso vender hielo.
Tuve que pedir que me encendieran el generador eléctrico. Como no hay combustibles en las estaciones de servicio los cargué con los perfumes que compré en la calle Florida. Chau regalo. Lo bueno es que son muy inflamables y encima aromatizan la sala de reuniones, que no se limpia desde hace varias semanas.
Con el generador a todo trapo pude prender un ratito el split. Después de cargar el celular me puse al día con las noticias: el lunes el presidente Milei anunció que los cortes se iban a prolongar por treinta años, hasta que seamos Irlanda y haga frío acá también. Al otro día, según una encuesta de CB Consultores, Javo obtuvo el mayor índice de aprobación de gestión de todo su mandato: 100%.
¿Cómo hace? Desde fines de noviembre el Gordo Dan y todos los trolls se quedaron sin laburo. “Su servicio devino abstracto”, rezaba la publicación del Boletín Oficial, que apuntaba que ya no hay luz para que la gente siga los posteos por Twitter. Empiezo a sospechar que las encuestas nos venden gato por liebre. Por cierto, las palomas y los gatos tomaron varias oficinas. Estamos acuartelados en el ala oeste del entrepiso.
JUEVES 19 DE DICIEMBRE. Tuvimos el primer brote de “Virus zombie” en la provincia. Cinco alumnos de quinto grado se comieron a su maestra. Fue una carnicería. Ordené cerrar la escuela y ponerles amonestaciones, porque el proyecto para bajar la edad de imputabilidad a ocho años sigue cajoneado. Según el ministro de Salud, el contagio se debió a una fuga de material genético de un laboratorio peronista. Resico recomendó hacer una gacetilla sobre la pesada herencia. “¿Yo no te había echado?”, le pregunté. Cerró la puerta a las carcajadas.
VIERNES 20 DE DICIEMBRE. Quise decretar otro asueto pero alguien -y cuando digo alguien me refiero a Resico- se afanó todas las libretitas para hacer una fogata en su oficina. Desde acá se siente el olor a paloma asada. Después me avisaron que se estaba organizando una fiesta popular en un barrio periférico de la ciudad. No, no es una fiesta popular: el jefe de Policía me aclara que es un levantamiento. Le pregunto si quiere mandar patrullas para ponerlos en su lugar. Cierra la puerta a las carcajadas.
SÁBADO 21 DE DICIEMBRE. Faltan tres días para la Nochebuena. El levantamiento de ayer resultó ser una declaración de independencia. El barrio Santa Inés se declaró Estado beligerante. Tienen su propia policía y ahora cobran peaje para llegar a la terminal. Me cuentan que en Fontana pasó lo mismo. El nuevo territorio se llama “Fontancia”, acrónimo de Fontana y la zona norte de Resistencia. Nombraron un príncipe regente, un maestro de grado. Lo bueno es que son menos bocas que alimentar. Lo malo es que no podemos cruzar a Tirol porque ellos también pusieron una estación de peaje y no aceptan bonos.
Hoy recibí una tarjeta de felicitaciones. “Se acerca tu cumple, Leandro. ¿Ya pensaste qué te vas a regalar?”. Era una promo de una perfumería de Buenos Aires. Me gustó el gesto. Saben que cumplo el 18 de enero. El mensaje me llenó de optimismo. Se vienen días muy lindos.
CONTINUARÁ...